El presidente estadounidense, Donald Trump, acusó recientemente a Pekín de incumplir el acuerdo alcanzado el mes pasado para reducir los aranceles, reactivando una de las tensiones comerciales más relevantes para la economía mundial. Este jueves (05.06.2025), Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, mantuvieron una esperada llamada telefónica. Aquí, un repaso a los últimos acontecimientos del conflicto y sus efectos.

Una tregua arancelaria que duró poco

Tras prolongadas negociaciones en Ginebra, ambos países acordaron una reducción arancelaria significativa: del 125 % al 10 % para las exportaciones estadounidenses a China, y del 145 % al 30 % para las exportaciones chinas a Estados Unidos. Sin embargo, apenas tres semanas después, Trump reavivó el conflicto, acusando a China de violar el acuerdo por falta de transparencia en su implementación. “Fue extremadamente difícil llegar a este acuerdo”, señaló el mandatario.

Pekín, por su parte, respondió que Washington ha impuesto nuevas medidas restrictivas, como limitaciones al software de diseño de chips y advertencias contra la compra de semiconductores avanzados producidos por Huawei.

El punto crítico: las tierras raras

Uno de los principales focos de tensión sigue siendo el acceso de EE. UU. a las tierras raras, esenciales para sectores como la defensa, la tecnología y las energías renovables. China controla más de dos tercios de la producción global y el 90 % de la capacidad de procesamiento, lo que convierte a Washington en un actor vulnerable ante cualquier restricción.

Según declaraciones a Bloomberg, Cory Combs, jefe de minerales críticos en Trivium China, explicó que EE. UU. creía que China eliminaría los requisitos de aprobación para exportaciones, algo que Pekín niega haber aceptado. Michael Hart, presidente de AmCham China, declaró al Financial Times que solo “un puñado” de funcionarios chinos gestiona miles de licencias de exportación, lo que ha ralentizado el proceso.

La incertidumbre se acentúa a medida que se acerca la fecha límite del 12 de agosto, cuando concluye la actual tregua de 90 días. Ambas partes se acusan mutuamente de obstaculizar los avances, y las perspectivas de una reducción sostenida de aranceles siguen siendo inciertas.

Trump utiliza los aranceles como herramienta de presión

Además de asegurar el acceso a minerales estratégicos, la administración Trump busca reducir el déficit comercial con China, que alcanzó los 295.000 millones de dólares en 2024, un 6 % más que el año anterior.

Washington exige a Pekín el aumento de compras de productos estadounidenses, la eliminación de barreras no arancelarias —como investigaciones antimonopolio contra empresas de EE. UU.— y reformas estructurales que pongan fin a la manipulación del yuan. También ha presionado a China para frenar la inmigración ilegal y detener la exportación de precursores químicos utilizados en la producción de fentanilo, una droga que ha causado una grave crisis de salud pública en EE. UU.

¿Rompe la llamada telefónica el estancamiento?

Ante el bloqueo de las negociaciones, todas las miradas estaban puestas en la posibilidad de una conversación directa entre Trump y Xi. Finalmente, ambos mandatarios hablaron por teléfono este jueves. Trump calificó el intercambio como «una conclusión muy positiva para ambos países», mientras que Xi afirmó que es momento de “corregir el rumbo” de la relación bilateral.

Sin embargo, analistas como Antonio Fatas, profesor de Economía en INSEAD, advirtieron que el enfoque habitual de Trump —imponer condiciones unilaterales— no es efectivo frente a una potencia como China. Aunque ambos líderes podrían coincidir en próximas cumbres del G7 o la OTAN, una reunión presencial antes de fin de año parece poco probable. Trump anunció que los equipos comerciales retomarán el diálogo “pronto”.

La justicia estadounidense complica la estrategia de Trump

Una corte de comercio estadounidense declaró ilegales los aranceles impuestos por Trump, aunque un tribunal superior restableció temporalmente las tarifas. La Casa Blanca ha amenazado con llevar el caso al Tribunal Supremo. Esta batalla judicial ofrece a China cierto margen de maniobra, mientras se prolonga la actual tregua.

Aranceles vs. supremacía tecnológica

Tanto Trump como Biden han priorizado la supremacía tecnológica frente a China. Sin embargo, el enfoque arancelario ha generado tensiones dentro del propio sector tecnológico estadounidense. Las tarifas han elevado costos y reducido los presupuestos para investigación y desarrollo, justo cuando la competencia global se intensifica.

Mientras tanto, China avanza con rapidez gracias a una política industrial centrada en la autosuficiencia. Con fuertes subvenciones estatales, el país ha mejorado sus capacidades en inteligencia artificial, chips avanzados, computación cuántica y telecomunicaciones 6G.

Según Penny Naas, experta del German Marshall Fund, “China ya ha recuperado gran parte de la ventaja tecnológica que EE. UU. creía tener”. Para ella, las empresas estadounidenses están en desventaja mientras dedican esfuerzos a reconfigurar cadenas de suministro en vez de innovar.

“¿Es ese el mejor uso del tiempo cuando estamos en una lucha directa por el futuro de la tecnología?”, cuestiona Naas.

Con información de OB/CP – DW, Bloomberg, Financial Times, AFP, DPA

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