RÍO DE JANEIRO – La cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, que se celebra este domingo y lunes, transcurre en un clima de cautela frente a la política exterior de Donald Trump. Sin la presencia de Xi Jinping ni de Vladimir Putin —quien podría participar de forma virtual—, los líderes del bloque intentarán proyectar unidad sin tensar más las relaciones con Estados Unidos.
La cita reúne a 11 países, incluidos Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que representan casi la mitad de la población mundial y el 40 % del PIB global. El anfitrión, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, busca consensos en temas como el cambio climático, la reforma de organismos multilaterales, la gobernanza de la inteligencia artificial y la desdolarización del comercio entre miembros, aunque esta última enfrenta resistencias tras amenazas de Trump de imponer aranceles del 100 %.
El conflicto en Oriente Medio también estará sobre la mesa, aunque los analistas prevén un tono moderado. “Difícilmente se mencione a Estados Unidos en la declaración final”, señaló Marta Fernández, del BRICS Policy Center. Las diferencias internas —como la postura de India, que negocia con Washington— han llevado al grupo a emitir comunicados vagos, incluso tras los recientes bombardeos de EE. UU. contra Irán.
Lula insiste en una voz común. “Los BRICS han logrado consensos antes y no será diferente esta vez”, dijo el canciller Mauro Vieira. Sin embargo, la ausencia de líderes clave y las tensiones geopolíticas limitan las posibilidades de avanzar en grandes iniciativas.
La seguridad ha sido reforzada con más de 20.000 efectivos y cazas con misiles controlando el espacio aéreo, en el mayor despliegue desde los Juegos Olímpicos de 2016. “La coyuntura global exige precaución”, advirtió el general Lúcio Alves de Souza.
Desde 2023, el grupo ha sumado a Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia e Irán, en un esfuerzo por fortalecer la voz del Sur Global frente a las potencias occidentales.