Tras denunciar la falta de condena del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) por los recientes ataques israelí-estadounidenses, Irán anunció la suspensión de su cooperación con el organismo de la ONU encargado de supervisar el uso pacífico de la energía nuclear. La medida, aprobada por el Parlamento y ratificada por el Consejo de Guardianes, podría acarrear sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y agravar la crisis económica y diplomática que atraviesa el país.
El portavoz de Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, acusó al OIEA de avalar las agresiones al señalar a Irán por incumplir sus compromisos nucleares en una resolución del 12 de junio. Según Teherán, esa postura fue usada como justificación para los ataques.
Desde la firma del Tratado de No Proliferación (TNP) en 1970, Irán ha estado bajo la supervisión del OIEA, incluso con inspecciones no anunciadas. El Acuerdo de Viena de 2015, reforzado con protocolos adicionales, otorgó a la agencia un acceso sin precedentes al programa nuclear iraní. Sin embargo, con la retirada de EE.UU. del acuerdo en 2018, Irán limitó ese acceso, aunque mantuvo cierto nivel de cooperación hasta los recientes bombardeos.
El director del OIEA, Rafael Grossi, advirtió que, desde el inicio del conflicto con Israel, la agencia ha perdido toda visibilidad sobre las reservas de uranio enriquecido en Irán. Aunque expresó su deseo de reanudar las inspecciones, subrayó que la colaboración no es voluntaria: «Es una obligación legal mientras Irán siga siendo parte del TNP».
En caso de romper definitivamente con el OIEA, Irán podría expulsar a los inspectores, apagar las cámaras de monitoreo y cortar el flujo de datos, dejando al mundo sin información sobre su actividad nuclear. Además, corre el riesgo de ser sancionado por la ONU y quedar aún más aislado internacionalmente.
A pesar del conflicto, el expresidente estadounidense Donald Trump dejó entrever una posible reactivación del diálogo con Teherán, sugiriendo la intención de retomar negociaciones en los próximos días.