La creciente militarización rusa cerca de la frontera con Finlandia genera preocupación en Europa, mientras Helsinki refuerza su defensa y cooperación con la OTAN.
Rusia ha intensificado su presencia militar a lo largo de los más de 1.300 kilómetros de frontera con Finlandia, una medida que ha despertado inquietud en las capitales europeas sobre las intenciones del Kremlin. Por su parte, Finlandia ha respondido con una serie de acciones para reforzar sus defensas, incluyendo un aumento del presupuesto militar y ejercicios conjuntos con tropas estadounidenses y de la OTAN.
En medio de los estancados intentos de alcanzar un alto el fuego en Ucrania, Moscú ha venido rearmando silenciosamente su frontera con Finlandia, que se convirtió en la línea de contacto terrestre más extensa entre Rusia y la OTAN desde el ingreso finlandés a la alianza en 2023.
Una frontera cada vez más militarizada
Imágenes satelitales recientes, publicadas por The Wall Street Journal y The New York Times y confirmadas por fuentes de la OTAN, evidencian un incremento de la actividad militar rusa en la zona. Se observan nuevas tiendas de campaña, almacenes para vehículos militares y hangares renovados para aviones de combate.
En Kamenka, a solo 60 km de la frontera finlandesa, se han instalado más de 130 tiendas desde febrero de 2025, lo que sugiere capacidad para albergar hasta 2.000 soldados. En Petrozavodsk, a 160 km del límite, se han construido tres grandes depósitos con capacidad para medio centenar de vehículos blindados cada uno. Según el WSJ, también se planea establecer allí un nuevo cuartel general del ejército ruso.
Además, se ha reactivado la base aérea Severomorsk-2, ubicada dentro del círculo polar ártico, cerrada desde 1998. Emil Kastehelmi, historiador militar finlandés y analista del grupo de inteligencia “Black Bird”, explicó que aunque la base nunca estuvo completamente abandonada, desde 2022 se ha acondicionado para actividades más amplias, incluyendo el uso de helicópteros.
“Estamos viendo a los rusos desarrollando infraestructura militar y entrenando tropas. No es aún una transformación radical, pero sí significativa”, señaló Kastehelmi.
Finlandia responde con firmeza
La adhesión de Finlandia a la OTAN en abril de 2023 y la de Suecia al año siguiente desataron fuertes críticas por parte del Kremlin. El portavoz presidencial Dmitri Peskov calificó la ampliación de la alianza como una “usurpación de la seguridad” de Rusia y advirtió que su gobierno tomaría “contramedidas”.
Meses después, Moscú fue acusado de orquestar una crisis migratoria en la frontera finlandesa. Aunque Rusia negó su implicación, el episodio llevó a Helsinki a cerrar sus pasos fronterizos terrestres en noviembre de 2023, restringiendo la recepción de solicitudes de asilo a puertos y aeropuertos.
En paralelo, Finlandia ha fortalecido su postura defensiva. Además de ejercicios conjuntos con fuerzas de la OTAN en el Ártico, el país ha anunciado que elevará su gasto militar hasta alcanzar el 3% del PIB en 2029. También planea ampliar el límite de edad de sus reservistas a 65 años, lo que permitiría movilizar hasta un millón de ciudadanos para 2031.
En abril, el primer ministro Petteri Orpo anunció la salida de Finlandia del Tratado de Ottawa, que prohíbe el uso de minas antipersona, siguiendo los pasos de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania. Todos estos países citan la amenaza rusa como motivo principal.
“Los finlandeses están preparados para defenderse por su cuenta”, afirmó Ed Arnold, experto en seguridad europea del Royal United Services Institute. “Su ejército está diseñado para responder rápidamente: pueden movilizar 284.000 soldados, más que países como Reino Unido, Alemania o Francia”.
Arnold destacó además que Finlandia posee la artillería más potente de la Unión Europea, con numerosos sistemas K9 Thunder y lanzacohetes M270, similares a los HIMARS que han sido decisivos en Ucrania. A partir de este año, también incorporará los avanzados cazas F-35, adquiridos por 8.400 millones de euros a Lockheed Martin.
Un frente estratégico para Moscú
Aunque la concentración militar rusa no se asemeja aún a la previa a la invasión de Ucrania, analistas creen que estos movimientos podrían ser el inicio de una presencia permanente y creciente a lo largo de la frontera con Finlandia.
Para el Kremlin, esa franja es clave para la defensa de San Petersburgo y de su acceso al Ártico, una región cada vez más codiciada por sus recursos naturales y rutas estratégicas. Si estallara un conflicto entre Rusia y la OTAN, Finlandia tendría capacidad para cortar las líneas de suministro hacia la península de Kola, donde se encuentran importantes instalaciones nucleares y navales rusas.
“El despliegue ruso en esta zona tiene una lógica estratégica clara”, explicó Arnold. “Pero también implica dispersar sus fuerzas entre múltiples frentes: Ucrania, el Báltico y ahora toda la frontera con Finlandia. Eso complica sus capacidades”.
En ese contexto, Finlandia, con su estructura militar moderna, bien equipada y apoyada por la OTAN, se perfila no como un objetivo vulnerable, sino como un disuasivo activo en el flanco oriental de la alianza.