Agosto de 2025 será recordado en España por una de las peores oleadas de incendios: varios fallecidos, decenas de miles de evacuados y más de 340.000 hectáreas calcinadas. El calor extremo fue un factor decisivo, pero no el único. La despoblación rural y la débil gestión forestal agravaron la emergencia.
En los primeros ocho meses del año, España concentró más del 30% de toda la superficie quemada en la Unión Europea, lo que refleja la magnitud de la crisis.
En este escenario, los bomberos forestales alzan la voz: denuncian precariedad laboral, falta de recursos y escasez de personal durante el otoño, invierno y primavera, las temporadas clave para la prevención. Reclaman contratos más estables y un refuerzo estructural que permita evitar desastres similares en el futuro.
En un reportaje desde Castilla y León, la región más afectada este año, la corresponsal Marina Colorado (France 24) recogió testimonios de coordinadores de brigadas que describen las carencias en el terreno: equipos insuficientes, condiciones inestables y la sensación de que la lucha contra el fuego solo se activa cuando ya es demasiado tarde.