Diez países europeos —incluida Ucrania— lanzaron oficialmente este viernes (26.09.2025) el proyecto de un “muro antidrones” para reforzar la seguridad aérea en las fronteras orientales de la Unión Europea, tras múltiples incursiones de drones en Polonia, Rumanía y Dinamarca.
El plan, respaldado por la Comisión Europea, busca desplegar sistemas de detección y neutralización. Los expertos señalan que no se trataría de un muro físico, sino de una red de sensores, radares y tecnologías capaces de interferir o destruir drones hostiles.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, calificó la iniciativa como “la base de una defensa europea creíble”, mientras que el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, planteó implementarla en 12 meses, plazo que analistas consideran demasiado optimista.
Entre los desafíos figuran las limitaciones tecnológicas —drones cada vez más pequeños, rápidos y potenciados por inteligencia artificial—, la obsolescencia acelerada de los sistemas antidrones y los altos costos de inversión. A ello se suma la necesidad de consenso político, especialmente entre países con vínculos más estrechos con Moscú, como Hungría y Eslovaquia.
“Es un juego del gato y el ratón”, resume James Patton Rogers, especialista en drones militares. Pese a las dudas, los analistas coinciden en que la amenaza persistirá más allá de la guerra en Ucrania y que Europa debe actuar cuanto antes.