La fastuosa boda del fundador de Amazon, Jeff Bezos, con la periodista Lauren Sánchez, prevista entre el 26 y el 28 de junio en Venecia, ha desatado críticas por su ostentación y su impacto ambiental.

Con una inversión estimada de 10 millones de euros, la pareja ha reservado los hoteles más exclusivos de la ciudad, alquilado espacios emblemáticos como la Plaza de San Marcos y atracado su superyate Koru frente a la isla de San Giorgio Maggiore. Se espera la llegada de al menos 95 jets privados y 200 invitados, entre ellos Leonardo DiCaprio, Oprah Winfrey y Kim Kardashian.

Sin embargo, activistas del movimiento “No hay espacio para Bezos” han denunciado el uso de Venecia como “salón de baile privado” y alertan que eventos de este tipo expulsan a los residentes y agravan la crisis habitacional. En contraste, autoridades locales y algunos comerciantes ven en la boda una oportunidad económica.

El despliegue de lujo también ha reavivado cuestionamientos hacia Bezos por las condiciones laborales en Amazon y por la huella de carbono del evento. Greenpeace calificó la boda de “escandalosa”, especialmente en una ciudad vulnerable al cambio climático.

Pese a las protestas, los organizadores recurrieron a artesanos locales de Murano y reposteros venecianos, e incluso realizaron donaciones a organizaciones benéficas, lo que ha suavizado críticas en algunos sectores.

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