Las acciones de Boeing cayeron cerca del 5 % al inicio de la jornada de este jueves (12.06.2025) en la Bolsa de Nueva York, luego de que un avión 787-8 Dreamliner operado por Air India se estrellara poco después del despegue, dejando más de 290 muertos entre pasajeros y personas en tierra. El siniestro representa uno de los peores desastres aéreos de la última década y profundiza la ya debilitada reputación del fabricante estadounidense.
El accidente ocurre apenas una semana después de la cumbre anual de líderes de aerolíneas celebrada —paradójicamente— en Nueva Delhi, donde ejecutivos de la industria habían comenzado a mostrar una tímida recuperación de la confianza en Boeing.
“Lo que hemos visto trimestre tras trimestre es una mejora en la seguridad y la calidad”, aseguró a Reuters Ben Minicucci, director ejecutivo de Alaska Airlines, durante la reunión de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Sin embargo, este nuevo siniestro amenaza con revertir esos avances y reaviva las dudas sobre el control de calidad de la compañía, que ya estaba bajo intensa vigilancia desde los accidentes fatales del 737 MAX en 2018 y 2019.
Un historial empañado
El modelo 787 Dreamliner, en servicio desde 2011, ha sido considerado hasta ahora uno de los aviones comerciales más seguros del mundo, sin reportes previos de accidentes fatales. Pero la tragedia ocurrida en India podría cambiar esa percepción, justo cuando Boeing parecía empezar a recuperar credibilidad ante reguladores y clientes.
En enero del año pasado, un Boeing 737 MAX de Alaska Airlines perdió parte de una puerta durante el vuelo por la falta de pernos, un incidente que llevó a una paralización temporal de varias aeronaves, sacudió a la industria y desató investigaciones federales que aún están en curso.
Cambios en la cúpula directiva
El desastre en India también supone un duro revés para Robert Ortberg, quien asumió la presidencia y dirección ejecutiva de Boeing en agosto de 2024 en reemplazo de Dave Calhoun. Ortberg fue designado con la misión de restaurar la confianza de los inversionistas y garantizar estándares más estrictos de seguridad y calidad.
No obstante, la magnitud de este nuevo accidente pone en entredicho los esfuerzos de la nueva dirección por recuperar la imagen corporativa de Boeing y podría intensificar el escrutinio por parte de reguladores internacionales.
La compañía aún no ha emitido comentarios detallados sobre las posibles causas del siniestro. Investigadores indios y expertos internacionales ya han iniciado la recuperación de las cajas negras para esclarecer lo ocurrido.
Mientras tanto, el impacto en la industria y la opinión pública vuelve a situar a Boeing en el centro de una tormenta que, lejos de disiparse, parece haberse intensificado.
Con información de Reuters y AP.