A pesar de la llegada a la región de Jartum de los primeros convoyes de ayuda humanitaria desde el inicio de la guerra, Sudán sigue hundido en una de las peores crisis humanitarias del planeta. La intensificación de los enfrentamientos entre el Ejército y el grupo de paramilitares FAR, que ha causado miles de muertos, complica la entrada del apoyo humanitario.

Una llegada muy esperada y fuente de cierto alivio. Después de 20 meses de guerra, el primer convoy de ayuda humanitaria arribó a Jartum, la capital de Sudán, un país devastado por la guerra entre el Ejército, liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan, y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).

Un total de 28 camiones han llegado a Jebel Aulia, localidad ubicada 40 kilómetros al sur de Jartum, según la red local de “Células de Respuesta de Emergencia”, dirigida por voluntarios que gestionan cocinas comunitarias, distribuyen paquetes de alimentos y prestan asistencia médica.

El convoy incluye 22 camiones con alimentos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, uno de Médicos Sin Fronteras y Care y otros cinco de Unicef cargados de medicinas.

El grupo de voluntarios locales y Unicef declararon que los suministros ayudarían a cubrir las “necesidades urgentes de salud y nutrición de unos 200.000 niños y familias”.

Tres meses de negociaciones para poder entrar

La llegada del convoy a esta región azotada por el conflicto pudo producirse después de tres meses de negociación con ambos bandos. Desde el inicio de la guerra, en abril de 2023, nada entra o sale de la zona sin la aprobación de las partes beligerantes.

“El acceso a la zona estaba esencialmente cortado a causa del conflicto”, declaró a la agencia de noticias AFP Sheldon Yett, representante de Unicef en Sudán. “Los camiones fueron detenidos varias veces, y los conductores se mostraron reticentes, dados los riesgos que corrían”, añadió.

Estos bloqueos fueron denunciados por Naciones Unidas a lo largo del año.

El 28 de octubre, dirigiéndose al Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario general de la organización, António Guterres, recordó haber “hecho repetidos llamamientos a ambas partes para que pongan fin a las hostilidades y se sienten a la mesa de negociaciones”.

“Los combates en curso y las restricciones a la circulación de los suministros de socorro y el personal siguen poniendo en peligro las operaciones de ayuda”

“Para que termine la hambruna en Sudán, las FAR y el Ejército deben dejar inmediatamente de obstaculizar la entrega de ayuda”, insistieron unos días antes expertos de la ONU.

Este llamamiento fue repetido este sábado 28 de diciembre por Luise Amtsberg, comisaria de política de Derechos Humanos y ayuda humanitaria de Alemania, quien pidió a las partes que “concedan por fin pleno acceso a todas las organizaciones humanitarias, y apoyen y protejan su labor de salvar vidas, en lugar de obstaculizarla o incluso impedirla”.

También solicitó “a ambas partes que respeten el Derecho Internacional Humanitario y silencien de una vez las armas. Esta es la única forma de acabar con la hambruna en Sudán”, añadió en un comunicado de prensa.

La «peor situación de hambruna», según expertos de la ONU

Mientras las partes beligerantes siguen obstaculizando la entrada de ayuda, la crisis humanitaria se agudiza en Sudán, hasta el punto de ser considerada una de las más graves del planeta y la historia.

En agosto, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) calificó la situación humanitaria en Sudán de “pesadilla absoluta”, subrayando que unos 26 millones de sudaneses, es decir más de la mitad de la población total del país africano, enfrentaban un riesgo de hambruna.

“Nunca en la historia moderna ha habido tanta gente pasando hambre y hambruna como hoy en Sudán”, también insistieron los expertos de la ONU en octubre, mientras denunciaban que el hambre era usada como una “táctica” de guerra por ambas partes contra “25 millones de civiles”.

El 24 de diciembre, el Comité de Revisión de la Hambruna, vinculado con la ONU, informó que, después de 20 meses de guerra, el hambre extrema afectaba cinco zonas del país, en particular los campamentos que albergan personas desplazadas en la región de Darfur del Norte, en el oeste del país.

El mismo comité predijo que la hambruna se expandirá a cinco áreas adicionales en Darfur del Norte entre diciembre y mayo de 2025, además de haber identificado 17 otras áreas en riesgo de hambruna en todo Sudán.

Una intensificación de los combates en diciembre

La situación es aún más preocupante ya que los combates se reforzaron en las últimas semanas, en particular en los alrededores de Jartum, conquistada por las FAR, de Mohamed Hamdan Dagalo “Hemetti”, y asediada por el Ejército, y en la región de Darfur.

El sábado 28 de diciembre, al menos 21 personas murieron y otras 17 resultaron heridas en un ataque de las FAR contra un campo de desplazados en la región del Darfur.

El 14 de diciembre, 15 personas murieron en un ataque con dron del Ejército sudanés en Omdurman, en las afueras de Jartum, mientras otras 38 fallecieron el mismo día en un ataque con dron de las FAR en El-Fasher, en la región del Darfur. La semana anterior, casi 200 personas habían muerto en dos días durante los bombardeos en estas regiones.

Desde el inicio de la guerra en abril de 2023, la ONU ha confirmado la muerte de al menos 20.000 civiles en Sudán, pero algunos expertos consideran que la cifra podría superar los 60.000.

El año 2024 también estuvo marcado por numerosas masacres contra la población civil, en particular en la región del Darfur.

En junio, las FAR fueron acusadas de haber asesinado a 150 habitantes, entre ellos 35 niños, en la aldea de Wad al-Noura, en el estado de al-Jazira, en el centro del país.

Las operaciones de «limpieza étnica» perpetradas contra la comunidad Masalit en Darfur, en particular en la zona de la ciudad de al-Geneina, incluso podrían constituir un “genocidio”, advertía en mayo la ONG Human Rights Watch en un informe.

A las decenas de miles de muertos también hay que sumar 11 millones de personas desplazadas por el conflicto, según la ONU. Una situación calificada de “peor crisis de desplazamiento del mundo” por la misma organización.

Con AFP, EFE

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