La Organización de Naciones Unidas celebra su 80º aniversario en un contexto marcado por guerras en Gaza, Ucrania y Sudán, además de crecientes tensiones en África y el Caribe. Pese a su lema de este año —“más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos”—, la Asamblea General llega bajo fuertes cuestionamientos a su eficacia y a la parálisis del Consejo de Seguridad por el uso reiterado del veto.
Entre el 23 y el 29 de septiembre, más de un centenar de líderes mundiales intervendrán en Nueva York, en una cita que ya despierta expectativas por el reconocimiento del Estado palestino anunciado por varios países europeos, la presencia del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu —requerido por la Corte Penal Internacional— y la intervención a distancia del presidente palestino Mahmud Abbas, a quien EE. UU. negó la visa.
Otros temas clave serán la guerra en Ucrania, con discursos de Volodímir Zelenski y Serguéi Lavrov, la crisis humanitaria en Sudán, el programa nuclear de Irán y la primera comparecencia del nuevo presidente sirio, Ahmed al-Sharaa. También figuran en agenda la revisión de los compromisos de la Conferencia de Beijing sobre los derechos de las mujeres, el cambio climático y la proliferación nuclear.
El aniversario ha reavivado el debate sobre la reforma del Consejo de Seguridad. Académicos y diplomáticos cuestionan la falta de representatividad de África, Asia y América Latina, así como la “doble moral” en la aplicación del derecho internacional. Para muchos, el futuro del multilateralismo dependerá de si la ONU logra reformarse o continúa perdiendo relevancia frente a bloques emergentes como los BRICS+.