“Hay que tener velitas en la casa por si quitan la luz” y comprar comida porque “uno no sabe”. El reciente despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe —con al menos tres buques y unos 4.000 militares— ha encendido las alarmas en el Gobierno de Nicolás Maduro y, al mismo tiempo, sembrado incertidumbre en las calles de Venezuela.

Mientras analistas descartan una inminente intervención estadounidense, la percepción ciudadana oscila entre la expectativa, la duda y la indiferencia. Algunos esperan que “algo pase”, otros lo consideran imposible y muchos prefieren no opinar por miedo a represalias.

A mediados de agosto, medios como Reuters y The New York Times, citando fuentes del Pentágono, reportaron el despliegue del Iwo Jima Amphibious Ready Group y la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines, bajo el argumento de combatir el narcotráfico en la región. Aunque la Casa Blanca no se ha pronunciado oficialmente, el Gobierno de Maduro calificó el movimiento como una “amenaza regional” y respondió ordenando la movilización de 4,5 millones de milicianos civiles.

Voces de la calle

Para Mirna, vecina de Chacao, todo es un invento del oficialismo para sostener la tesis de un golpe en marcha. En cambio, José Hernández ha tomado previsiones: “Tengo velas y comida guardada, porque uno no sabe”, explica. Judith León, de 71 años, coincide: “Hay que estar preparados con agua y comida. No sabes si este Gobierno puede declarar un estado de excepción”.

Otros, en cambio, ven con esperanza la posibilidad de un desenlace. Un albañil de Petare lo resume así: “Me gustaría que fuera cierto, que haya una intervención, porque mira cómo está este país”. Pero inmediatamente aclara que no quiere ser grabado: “No vaya a ser que llegue la operación ‘tun tun’ y me lleven detenido”.

El temor a hablar es generalizado. “Aquí mucha gente dice que todo está bien por miedo al Sebin”, admite bajo anonimato un joven vendedor de hortalizas.

Los expertos: más ruido que realidad

Analistas consideran improbable una incursión militar, aunque reconocen que sí existe una amenaza. Para el politólogo Pablo Quintero, la presión es tanto militar como psicológica: “Una amenaza real no es solo poner barcos frente a las costas. También lo es promover la captura de Maduro. Eso genera expectativas de cambio tanto en el Gobierno como en la oposición y en los ciudadanos”.

El jurista Juan Carlos Apitz, por su parte, advierte una contradicción: “Es difícil hablar de un inminente ataque cuando, al mismo tiempo, salen buques petroleros venezolanos hacia EE. UU. como parte del acuerdo Chevron-PDVSA”.

Ambos coinciden en que la cifra de 4,5 millones de milicianos anunciada por Maduro es más una operación psicológica que una capacidad real. “El llamado no fue a la Fuerza Armada sino a civiles armados, lo que proyecta vulnerabilidad”, apunta Quintero, quien cree que el despliegue servirá a Maduro para medir lealtades internas.

Entre la normalidad y la incertidumbre

En las calles, la vida sigue con matices de resignación. “Aquí no va a pasar nada, lo que hay es que trabajar”, dice José Bastidas, convencido de que todo está “excelente”. Ana Rivas, también de Petare, siente lo contrario: “Uno no sabe qué están tramando los gringos. Pero al final, lo que más preocupa es que compras hoy y mañana ya todo está más caro”.

Mientras tanto, Washington elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Nicolás Maduro, acusado de liderar el Cartel de los Soles. Y en paralelo, emitió una alerta de “No viajar” a Venezuela, citando riesgos de detenciones arbitrarias, tortura, terrorismo, secuestro y disturbios civiles.

En Caracas, el oficialismo insiste en la movilización popular. “Activaremos un plan especial para cubrir todo el territorio con más de 4,5 millones de milicianos”, prometió Maduro. Para sus detractores, no es más que otra estrategia de propaganda.

En medio de rumores, contradicciones y expectativas, los venezolanos vuelven a debatirse entre el escepticismo y la esperanza de un cambio que, de momento, sigue sin llegar.

Con efe/dpa

Por admin

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