El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió que los recursos estratégicos del país “pertenecen al pueblo brasileño”, en respuesta al creciente interés de Estados Unidos por minerales como el litio, niobio y tierras raras, esenciales para la industria tecnológica.
El mismo 24 de julio, el encargado de negocios de la embajada estadounidense, Gabriel Escobar, se reunió con representantes del Instituto Brasileño de Minería (Ibram) para discutir posibles acuerdos. La coincidencia con el anuncio de un arancel del 50 % a todas las exportaciones brasileñas —que entra en vigor el 1 de agosto— fue interpretada como una maniobra de presión por parte de Washington.
Las tierras raras —17 elementos clave para fabricar baterías, misiles, chips y satélites— son abundantes en Brasil, que posee el 23 % de las reservas conocidas a nivel mundial. No obstante, el país sigue siendo proveedor primario por falta de capacidad industrial para procesarlas.
“La diferencia con China es que ellos dominan toda la cadena productiva”, explica Fernando Landgraf, profesor de la USP. China, responsable del 60 % de la producción global y casi el 90 % del refinado, ha restringido sus exportaciones como represalia a los aranceles impuestos por Trump, evidenciando la vulnerabilidad de EE. UU. en este sector.
En abril, Washington firmó un acuerdo con Ucrania para el acceso a minerales críticos, aunque ese país solo concentra el 5 % de las reservas globales. Brasil, por su parte, evalúa usar sus tierras raras como moneda de cambio para negociar la eliminación de los nuevos aranceles.
El Ministerio de Minas y Energía brasileño considera estratégica la creación de una industria nacional de procesamiento. Sin embargo, la presión de EE. UU. podría intensificarse si Brasil no se alinea con los acuerdos bilaterales que Trump promueve tras su pacto arancelario con la Unión Europea, que establece tarifas de entre 15 % y 20 %.
Mientras tanto, Washington y Pekín retomaron en Estocolmo las negociaciones para extender la tregua comercial por tres meses, en un intento por contener la guerra arancelaria entre ambas potencias.