Las políticas arancelarias del presidente Donald Trump, en su segundo mandato, ya generan efectos en América Latina, principalmente en forma de incertidumbre. Aunque aún es pronto para medir el impacto total, las tensiones comerciales con China y el proteccionismo de EE. UU. ya han alterado dinámicas clave en la región.

«China importa cerca del 20 % de la soja estadounidense, pero eso ha caído drásticamente, igual que la carne y otros productos agrícolas. Brasil parece estar aprovechando esas oportunidades, y posiblemente también Argentina», señala Osvaldo Rosales, economista y exdirector de Comercio Internacional de la CEPAL.

Crecimiento global a la baja, exportaciones en riesgo

Más allá de los aranceles directos, el enfriamiento de la economía global es una preocupación. Las proyecciones muestran que China crecerá en torno al 4 % (un punto menos que en 2024), mientras que la UE no superará el 1 %, según la OCDE. EE. UU., por su parte, enfrenta menor crecimiento y mayor inflación. Todo esto presiona negativamente las exportaciones latinoamericanas.

Países como Chile, Perú, Costa Rica y las naciones centroamericanas, con acuerdos de libre comercio con EE. UU., enfrentan aranceles del 10 % que afectan a sectores sensibles. «Inevitablemente, América Latina exportará menos», advierte Rosales.

México: ventaja relativa, pero con fisuras

México, miembro del T-MEC, está parcialmente protegido de los aranceles. Sin embargo, un 40 % de sus exportaciones —especialmente en el sector automotriz— no cumple con las reglas de origen del tratado y debe pagar hasta un 25 % de tasa. Esto afecta directamente a una economía altamente dependiente del comercio exterior.

«El modelo mexicano se basa en importar partes y componentes —de EE. UU., Alemania, China o Brasil— para ensamblar productos etiquetados como ‘Made in Mexico’. Si se aplican aranceles múltiples, ese modelo entra en crisis», advierte Enrique Dussel Peters, economista de la UNAM.

En 2024, el 84 % de las exportaciones mexicanas tuvieron como destino EE. UU. Cualquier política comercial hostil sostenida podría afectar gravemente a sectores clave como la automoción, electrónica, acero y agroindustria.

Sin señales claras de inversión extranjera

A diferencia de lo ocurrido en Europa, donde algunos países sí han atraído inversiones como consecuencia de la guerra comercial, en México no se observan grandes anuncios de expansión ni llegada de capitales. “No hay colapso exportador, pero tampoco entusiasmo inversor”, resume Dussel Peters.

Tasas de interés: un efecto colateral clave

La política monetaria también está condicionada por Trump. Su enfrentamiento con la Reserva Federal (FED) sobre el momento adecuado para reducir la tasa de interés afecta indirectamente a América Latina. Tasas altas en EE. UU. atraen capitales, encarecen el crédito y complican el control inflacionario en la región.

“Sin las medidas arancelarias de Trump, la FED ya habría bajado la tasa, lo que habría permitido a los países latinoamericanos hacer lo mismo y reactivar la inversión y el consumo. En conjunto, el efecto Trump sigue siendo negativo para la región”, concluye Rosales.

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