El presidente iraní Masud Pezeshkian advirtió que EE.UU. “debe responder por su agresión”, tras los ataques que, según Washington, devastaron instalaciones nucleares en Irán. En una plaza de Teherán, miles corearon «¡Venganza!» mientras el asesor del líder supremo, Ali Akbar Velayati, señaló que las bases militares estadounidenses en la región son “objetivos legítimos”.

En respuesta, el Departamento de Estado de EE.UU. emitió una alerta global de seguridad, pidiendo a sus ciudadanos extremar precauciones ante posibles protestas y evitando viajar a Israel, donde ya comenzó la evacuación de ciudadanos estadounidenses.

China, por su parte, evacuó a la mayoría de sus nacionales de Irán. Según su embajada en Teherán, cerca de 4.000 ciudadanos residían en el país y muchos ya fueron trasladados en convoyes terrestres hacia las fronteras con Turquía, Armenia, Azerbaiyán y Turkmenistán. También evacuó a unos 300 ciudadanos desde Israel, principalmente estudiantes, vía Egipto y Jordania.

Mientras tanto, China, Rusia y Pakistán presentaron ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que pide un alto el fuego inmediato e incondicional entre Irán, Israel y EE.UU. Aunque el texto promueve la protección de civiles y el regreso al diálogo, su aprobación es improbable por el veto estadounidense.

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