El estrecho de Ormuz, paso clave entre Irán y Omán que conecta el golfo Pérsico con el mar Arábigo, vuelve a estar bajo presión ante la escalada del conflicto entre Israel e Irán. Por allí transita alrededor del 20 % del petróleo mundial, unos 20 millones de barriles diarios, lo que lo convierte en un punto estratégico vital para la economía global.

Aunque Irán no ha atacado directamente la navegación, el temor a un cierre ha elevado la tensión. Armadores han reforzado la seguridad o cancelado rutas, mientras se reporta un aumento de interferencias electrónicas que afectan a buques comerciales, según fuentes navales citadas por Reuters.

Impacto económico y geopolítico

Las tarifas de los buques tanque se han disparado. En solo tres días, los costos hacia Asia Oriental aumentaron casi un 20 %, y hacia África Oriental, más del 40 %, según Bloomberg.

El 82 % del crudo que cruza Ormuz va hacia Asia, siendo China, India, Japón y Corea del Sur los principales compradores. Un cierre afectaría gravemente sus economías y podría provocar un alza global en los precios de la energía.

Riesgos para Irán y el Golfo

Aunque Irán ha amenazado en el pasado con cerrar el estrecho, expertos advierten que hacerlo sería contraproducente. Irán también depende de esta ruta para exportar crudo, especialmente a su principal cliente, China. Además, un bloqueo podría provocar una respuesta militar de Estados Unidos, cuya Quinta Flota opera en la región, y deteriorar sus frágiles lazos con países árabes del Golfo.

¿Hay alternativas?

Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos han desarrollado rutas alternativas, como oleoductos hacia el mar Rojo y el Golfo de Omán, capaces de mover hasta 2,6 millones de barriles diarios en caso de crisis.

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