El número de ataques por parte de Israel sobre la Franja de Gaza se ha multiplicado en las últimas horas y ha dejado al menos 110 muertos en los dos últimos días. Una situación de presión sobre Hamás que se da en un momento en el que se están llevando a cabo contactos con ambas partes para alcanzar un alto el fuego sobre el enclave palestino.
Una nueva ola de ataques por parte de Israel contra Gaza que se suman a los más de 15 meses de guerra y asedio contra la población del enclave palestino. Un pico de violencia que según las autoridades gazatíes podría haber dejado al menos 110 muertos en las últimas horas, 40 de ellos solamente este viernes.
Estos ataques se han dado incluso en Al-Mawasi, una zona del centro de Gaza declarada anteriormente zona humanitaria segura por las autoridades israelíes y en un momento en el que existe un renovado impulso para alcanzar un acuerdo de alto el fuego en la guerra de 15 meses antes de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, asuma el cargo el 20 de enero. El jueves se enviaron mediadores israelíes para reanudar las conversaciones en Doha con la mediación de mediadores qataríes y egipcios.
El ejército israelí afirmó haber atacado unos 40 puntos de reunión de Hamás, así como centros de mando y control. Afirmó que había tomado numerosas medidas para reducir el riesgo de dañar a civiles, entre ellas el uso de municiones precisas, vigilancia aérea y otros servicios de inteligencia.
Acusó a Hamás, el movimiento islamista que anteriormente controlaba Gaza, de situar combatientes en zonas civiles, incluidos edificios utilizados anteriormente como escuelas, donde, según dijo, las tropas habían encontrado varias armas. Hamás rechaza las acusaciones de que utiliza deliberadamente a la población civil para proteger a sus combatientes y numerosas organizaciones internacionales ya han denunciado durante estos meses de guerra que Israel ataca indiscriminadamente zonas repletas de población civil, incluyendo niños.
El viernes, el ejército pidió a los civiles de la zona de Al Bureij, en el centro de Gaza, que evacuaran antes de una operación que había ordenado tras los ataques con cohetes desde la zona. Los residentes debían trasladarse a la zona humanitaria por su propia seguridad.
Por otra parte, las tropas israelíes llevan un mes combatiendo a los militantes de Hamás que resisten en las ciudades situadas en el extremo norte del enclave y han seguido encontrando depósitos de armas e infraestructuras subterráneas, según informó el ejército.
Las duras condiciones meteorológicas invernales han causado amargas penurias a cientos de miles de personas que se refugian en improvisados campamentos de tiendas de campaña. Un situación que se suma a meses de hambruna, incomunicación, desplazamiento forzado y bombardeos constantes que han matado a más de 45.650 palestinos.
Las vías diplomáticas siguen estancadas
Estados Unidos, Egipto y Qatar llevan un año intentando sin éxito mediar en un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes, y este mes están haciendo un nuevo esfuerzo antes de la toma de posesión de Trump.
Los esfuerzos de alto el fuego han tropezado continuamente con un desacuerdo fundamental sobre cómo poner fin al conflicto. Hamás afirma que sólo aceptará un acuerdo y liberará a los rehenes si Israel se compromete a poner fin a la guerra. Israel dice que sólo aceptará dejar de luchar cuando Hamás sea destruida.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pedido repetidamente un acuerdo de alto el fuego. Trump ha dicho que si no hay un acuerdo para liberar a los rehenes antes de su toma de posesión, «se desatará el infierno».
El ejército israelí ha entrado en casi todas las zonas de Gaza, pero sigue luchando contra los militantes de Hamás, que libran una guerra de guerrillas por las ruinas del pequeño enclave.
A lo largo del otoño, el ejército israelí reanudó los intensos combates en el norte de Gaza, que ha pedido reiteradamente a todos los civiles que abandonen, mientras proseguían los intensos ataques en el sur.
Con Reuters