La Unión Europea aprobó un nuevo y contundente paquete de sanciones contra Rusia, con el objetivo de debilitar su economía y presionar al Kremlin para lograr un alto el fuego en Ucrania. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que el bloque está “golpeando el corazón de la maquinaria de guerra rusa” y que mantendrán la presión mientras continúe el conflicto.
Medidas principales del paquete de sanciones
Tope dinámico al precio del petróleo ruso: el precio máximo baja de 60 a 47,6 dólares, es decir, un 15 % por debajo del promedio del mercado.
Prohibición de los gasoductos Nord Stream: se cancelan todas las futuras operaciones a través de estos ductos que conectan Rusia con Alemania.
Veto a productos refinados: se prohíbe la importación de derivados del petróleo ruso procesados en terceros países.
Sanciones a bancos y barcos: se bloquean las actividades de 22 bancos rusos y de más de 100 buques de la llamada «flota fantasma», que transportan petróleo fuera de regulaciones internacionales.
Restricciones tecnológicas: más de 24 empresas —incluidas firmas chinas, hongkonesas y turcas— enfrentan restricciones por exportar tecnología de doble uso a Rusia.
Impacto esperado y desafíos para aplicarlas
Ben McWilliams, analista del centro Bruegel, afirma que estas sanciones “han matado efectivamente los gasoductos Nord Stream”, aunque Alemania aún debate su posible reactivación. Ahora, cualquier intento de retomarlos requerirá el consentimiento unánime de todos los países de la UE.
La prohibición de derivados procesados en terceros países también es relevante: por primera vez, la UE ha sancionado una refinería de crudo ruso en la India. Según Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, se trata de un paso inédito en el enfoque del bloque.
No obstante, los expertos alertan sobre limitaciones. Jakob Kirkegaard, del Peterson Institute, señala que Rusia podría seguir vendiendo petróleo a través de su flota fantasma. Confiscar esos barcos violaría normas internacionales y podría escalar tensiones. Además, cree que sancionar una sola refinería india no será suficiente, ya que muchas otras procesan crudo ruso y lo exportan a Europa en forma de diésel y otros combustibles difíciles de rastrear.
Presión sobre EE. UU. y mensaje político
Ahora, la atención de Europa se centra en Washington. Se espera que el presidente Donald Trump cumpla su amenaza de imponer un arancel del 100 % a países que sigan comerciando con Rusia si no se alcanza un acuerdo de paz en los próximos 50 días.
“El momento es ahora. La UE ya abrió el camino. Es hora de que EE. UU. apruebe su ley de sanciones para golpear con fuerza la economía rusa”, escribió el ministro de Exteriores de Lituania, Kęstutis Budrys, en la red X.
Aunque se reconoce que estas sanciones no detendrán de inmediato la guerra, su objetivo es claro: erosionar gradualmente la capacidad de Rusia para sostener su ofensiva. “Lo que se busca es una Rusia más débil, porque sigue siendo la principal amenaza militar para Europa”, concluye Kirkegaard.
Con información de AFP, Reuters y DW.