La guerra entre Rusia y Ucrania recrudeció este 6 de noviembre con bombardeos cruzados contra infraestructura energética y ferroviaria. Moscú lanzó más de un centenar de drones sobre distintas regiones ucranianas, dejando sin electricidad a zonas de Járkiv y Chernihiv, mientras Kiev atacó bases militares y depósitos de combustible en Crimea y Donetsk.
Las defensas ucranianas afirmaron haber derribado 108 drones, aunque 27 impactaron en varios puntos del país. En respuesta, Rusia reportó haber interceptado 75 drones ucranianos en nueve regiones, incluida Volgogrado, donde una refinería fue alcanzada, causando un muerto y un gran incendio.
En el frente oriental, Pokrovsk concentra los combates más intensos. Rusia intenta cercar a las tropas ucranianas con una estrategia de avance edificio por edificio, mientras Kiev asegura haber repelido las infiltraciones. Zelenski visitó recientemente la zona y reconoció la presión del Kremlin, que busca controlar este enclave estratégico del Donbass para avanzar hacia Kramatorsk y Sloviansk.
Con la llegada del invierno, los ataques rusos a redes eléctricas y ferroviarias buscan incomunicar el este ucraniano y obstaculizar el suministro de armas. Amnistía Internacional denunció que los bombardeos contra infraestructura civil constituyen crímenes de guerra.
Con información de Reuters, AP y medios locales.